Libertari@s

lunes, 23 de marzo de 2009

Niño


Nací en tierra doblegada por antiguas miserias, en casa no llegaba pa comer siempre estaba enfermo. Un atardecer se acercó un extraño con ropas de la ciudad. Ofreció dinero y prometió que me cuidaría; ropa, comida cariño y un mejor futuro. Me llevó con él, tenía 4 años. Mi madre quedó llorando. Llegúe a la ciudad. Todo era tan grande, no fue como había pensado. Me llevó hasta gente a la que le gustaba tocarme, sentía cosas por dentro y después me sacaban fotos. Yo no protesté. Moría de miedo, no era asco ni placer. Hoy ya estoy desangrado en una cuneta. Mamá se cree que estoy triunfando. Me siento como un trapo sucio en su infectado cerebro desquiciao por yo que sé. Llorando, curando los golpes que los más salvajes de ellos me propinan sin cesar. No tengo modo de salir de aquí. Hasta que llegue el día en que el diablo venga a por mí.

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