Libertari@s

lunes, 30 de marzo de 2009


El rio de la vida
con los años
me ha ido enseñando
a sortear las piedras
que en sus aguas iba encontrando
pero algunas no las veo
y me pegan en la cara
y otras, a traición,
me golpean por la espalda.
El río
sigue el curso que imponen los de siempre
y yo, como un pez vivo
nado contra corriente,
en este río contaminado
lleno de peces muertos
que me señalan con el dedo
por decir lo que pienso.

Pero hemos seguido con la cabeza alta,
hemos seguido haciendo camino,
hemos seguido soportando mentiras,
hemos seguido escribiendo nuestro destino.
Como hienas algunos esperan verte en el suelo derrotado,
a ser leña del árbol caído.
Son las miserias del corazón humano,
pero nada me puede detener cuando creo en lo que estoy haciendo,
pero nada me puede ya parar,
ni en este río ahogar mis sueños.
Solo al final del río,
solo al final del río,
solo al final al fundirse con el mar
y entre el color plateado de las olas
la muerte marque mi hora.

Pero aún quedan amigos por los que luchar

donde el odio y la envidia no tienen cabida,
pero aún quedan amigos y estos son muchos más,
y que los perros sigan ladrando bajo el eco de nuestro cabalgar.

Los olvidados


Somos del río de agua clara que nace del manantial.
Somos el rayo somos el fuego que ilumina la oscuridad.
Somos el bosque somos el viento que sopla y busca la libertad.
Somos la mancha en el espejo que refleja la sociedad.
Cuanto tiempo ha de pasar?
Cuanto tiempo han de sufrir?

Los desposeidos, los pobres y olvidados
Cuanto tiempo han de esperar?
y nosotros reaccionar?
para un día liberar el paraíso conquistado.
Somos el niño que ya murió en las calles de Brasil.
Somos aquellos sin hogar que tu recuerdas en navidad.
Somos miradas sin ilusión en Ruanda ó Afganistán.
Somos los hijos del dolor condenados a luchar.
Cuanto tiempo ha de pasar?
Cuanto tiempo han de sufrir?
Los desposeídos, los pobres y olvidados
Cuanto tiempo han de esperar?
y nosotros reaccionar?

para un día liberar el paraíso conquistado.
Somos los olvidados, en nicaragua o el salvador
Somos los olvidados, en chiapas o ecuador
Somos los olvidados, en guinea ecuatorial
Somos los olvidados, somalia o pakistán
Somos los olvidados, en la china o en japon
Somos los olvidados, los pobres de cualquier nación
Somos los olvidados
Somos los olvidados

Puedes ser como el ganado con el pienso asegurado, obediente y limitado por la vaya del corral. Puedes ser un buen soldado del sistema de mercado. Puedes ser guardia jurado de tu reino familiar. Aprovecha tu oportunidad, puedes ser idiota. Puedes ser un nazi honrado mutilado cerebral, la sombra de un ser humano sin conciencia ni moral. Puedes ser mal gobernado, votar y seguir callado. Puedes ser un desgraciado en un mundo policial. Puedes leer tu opinión en la prensa y repetirla como un anormal. Puedes correr como un gallo sin cresta cacareando cacuacacua. Idiota! idiota! Puedes vivir en un metro cuadrado. Puedes decirte que no está tan mal. Puedes pudrirte sin ser molestado agradeciendo lo que te dan.


En una casa muy blanca los pastores del rebaño mundial sabiamente han decidido que es terrorismo internacional, que es un daño colateral, que es defensa o genocidio. Esconden crisis y ansia de dominarlo todo más; rascismo y fanatismo ciegos, incultura y sobra de patrioteria barata. Que grandiosidad tan rancia. Que tristeza da tanta abnegación tanto yo yo yo.
Desvió de atención hacia su visión, desinformación, todo es control y si no te va, a golpe de cañon.
En un palacio barroco los pastores del rebaño español francamente han decidido que es terrorismo y que represión, que es la justicia o la provocación; las ovejitas ya han asumido trabajo precario y fé en diez empresarios con ofertas en sus megatiendas, ley de extranjeria y su educación privada, trasbases religión y seguridad.
Que tristeza da tanta abnegación, tanto yo, yo, yo.
Y el rebaño universal va cumpliendo su misión. Pan morbo y comodidad de ultima generación. La superficialidad y el nunca mojarse en na, y soñar siempre con más y con más y más.
Que tristeza da tanta abnegación tanto yo yo yo.
Desvió de atención hacia su visión, desinformación, todo es control y si no te va, a golpe de cañon.
Esa gente que escrutaba al cielo y no comprendía al invasor hace tiempo nos trajo esperanza pa forjarnos un mundo mejor. Donde patina el frío raciosinio, donde todo es siempre un poco más. Donde la vida tiene cara de niño, donde la puerta se habre sin llamar.
¡Latinoamérica alza siempre tu voz!, ¡No puedes olvidar, no cabe la resignación!
¡Latinoamérica airea tu dignidad! ¡No debes mendigar el pan ni la libertad!
Su mirada ingenua; sus venas abiertas; su paciencia; su extrema fragilidad; su dulce palabra; su ancestral cultura; su conciencia; su tensa contradicción!
Esa tierra expuesta al viento, al terremoto y a la inundación. Corazón que siempre palplita un poquito más rapido. Mil dictaduras; violencia pura; deuda eterna hambruna y corrupción. Y el gran vecino cerdo asesino la despoja y la quiere silenciar
¡Latinoamérica alza siempre tu voz!, ¡No puedes olvidar, no cabe la resignación!
¡Latinoamérica airea tu dignidad! ¡No debes mendigar el pan ni la libertad!
Su mirada ingenua; sus venas abiertas; su paciencia; su extrema fragilidad; su dulce palabra; su ancestral cultura; su conciencia; su tensa contradicción!
Latinoamérica, latinoamérica. Latinoamérica, latinoamérica.

lunes, 23 de marzo de 2009

Niño


Nací en tierra doblegada por antiguas miserias, en casa no llegaba pa comer siempre estaba enfermo. Un atardecer se acercó un extraño con ropas de la ciudad. Ofreció dinero y prometió que me cuidaría; ropa, comida cariño y un mejor futuro. Me llevó con él, tenía 4 años. Mi madre quedó llorando. Llegúe a la ciudad. Todo era tan grande, no fue como había pensado. Me llevó hasta gente a la que le gustaba tocarme, sentía cosas por dentro y después me sacaban fotos. Yo no protesté. Moría de miedo, no era asco ni placer. Hoy ya estoy desangrado en una cuneta. Mamá se cree que estoy triunfando. Me siento como un trapo sucio en su infectado cerebro desquiciao por yo que sé. Llorando, curando los golpes que los más salvajes de ellos me propinan sin cesar. No tengo modo de salir de aquí. Hasta que llegue el día en que el diablo venga a por mí.