Libertari@s

lunes, 30 de marzo de 2009


El rio de la vida
con los años
me ha ido enseñando
a sortear las piedras
que en sus aguas iba encontrando
pero algunas no las veo
y me pegan en la cara
y otras, a traición,
me golpean por la espalda.
El río
sigue el curso que imponen los de siempre
y yo, como un pez vivo
nado contra corriente,
en este río contaminado
lleno de peces muertos
que me señalan con el dedo
por decir lo que pienso.

Pero hemos seguido con la cabeza alta,
hemos seguido haciendo camino,
hemos seguido soportando mentiras,
hemos seguido escribiendo nuestro destino.
Como hienas algunos esperan verte en el suelo derrotado,
a ser leña del árbol caído.
Son las miserias del corazón humano,
pero nada me puede detener cuando creo en lo que estoy haciendo,
pero nada me puede ya parar,
ni en este río ahogar mis sueños.
Solo al final del río,
solo al final del río,
solo al final al fundirse con el mar
y entre el color plateado de las olas
la muerte marque mi hora.

Pero aún quedan amigos por los que luchar

donde el odio y la envidia no tienen cabida,
pero aún quedan amigos y estos son muchos más,
y que los perros sigan ladrando bajo el eco de nuestro cabalgar.

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